Ante esta medida, el Instituto Austral de Salud Mental activó un plan de contingencia con el fin de garantizar los servicios esenciales que venía prestando a las personas que atraviesan situaciones de consumo problemático. Según lo señala María Victoria Monayar, coordinadora del este grupo, acompañar el impacto psicológico de estos pacientes, en estas circunstancias, es esencial.

En el caso de las adicciones, el consumo de diferentes sustancias puede ocasionar dependencias o cuadros relacionados con consumos excesivos, intoxicación o abstinencia, teniendo consecuencias no sólo en quien las consume sino también a nivel social y familiar.

Ahora, en este contexto psicosocial, el aislamiento aumentó el riesgo de recaídas, por el aburrimiento y la frustración que generó, entre otros. También se presentaron situaciones en el que el confinamiento fue una oportunidad para mantenerse en abstinencia, sin embargo, esto no garantiza el riesgo de una recaída.

El objetivo fundamental del grupo de consumos problemáticos está orientado a mejorar la calidad de vida del paciente desarrollando diferentes técnicas de prevención de recaídas, técnicas para el mantenimiento de la abstinencia, técnicas de relajación, técnicas de asertividad para el abordaje de problemas de relaciones interpersonales, psicoeducación, planificación de metas y organización del tiempo libre con las que se favorece que el paciente tome conciencia de enfermedad y de los riesgos asociados al consumo, desarrolle habilidades de autocontrol, de tolerancia a la frustración a la vez que se generan alternativas para el manejo de craving, aumentar la autoeficacia y el fortalecimiento emocional.